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Region de Macedonia |
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Vergina |
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Vergina |
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A unos pocos kilómetros al suroeste de Veria, por una carreterita secundaria, llegamos a Vergina, la antigua Egas que fue la primigenia capital de los macedonios. En esta localidad se encuentra el complejo funerario más impresionante de toda la Grecia antigua. Allí se encuentra la tumba de Filipo II, padre de Alejandro Magno. Nos quedamos contemplando, perplejos, la enorme fachada que nos separa del resto de la tumba. Es una sensación extraña, un tanto angustiosa, encontrarse allí abajo, pues para acceder a las tumbas hay que descender por un pasillo subterráneo. Como si descendiéramos al submundo. Así parece advertirlo la tumba que precede a la de Filipo, ya que tres de sus paredes están pintadas con el rapto de Perséfone por Hades, quien la convertiría en su esposa y, por tanto, en reina del Inframundo.
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El ajuar funerario encontrado en la abovedada tumba de Filipo está considerado como uno de los más ricos de la antigüedad, tras el de Tutankamón. El tesoro incluye objetos de oro y plata, armas, armaduras, varias cabezas de marfil, y otros. Los arqueólogos hallaron también un sarcófago de mármol en cuyo interior había dos arquetas de oro. En la primera de ellas, la más grande, se encontraban los restos de un hombre calcinado y una corona funeraria de oro con motivos decorativos de hojas de roble y bellotas, también de oro. En el exterior está marcada con el símbolo de la estrella argéada, el emblema de la realeza macedonia. En la segunda arqueta encontraron los restos calcinados de una mujer recubiertos por un vestido tejido en púrpura y oro. Había también una diadema de oro. En esta ocasión, la decoración consiste en una espiral de flores, rosas y abejas. También se encontró otra corona funeraria de oro, con forma de hojas de mirto entrelazadas.
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La parte superior de la fachada está decorada con un friso que representa una escena de caza en la que intervienen dos hombres a caballo. En un segundo recinto arqueológico, sobre una colina a las afueras de la ciudad, se encuentra el palacio que se cree que era la residencia de verano de la realeza macedonia. La parte principal estaba constituida por un patio rodeado por una arquería sustentada sobre columnas de orden dórico y los suelos de las casas contiguas estaban decorados con mosaicos. En las inmediaciones del palacio se encontraron varias tumbas, destacando especialmente una de ellas, con bóveda y una fachada principal, que le daba un cierto aire a templo. Cuando la expedición del arqueólogo francés León Heuzey desenterró la tumba en el año 1861 se encontró con que ésta había sido profanada.
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