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Region de Tesalia |
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Pelion |
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Pelion |
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Desde Volos, en apenas unos minutos podemos descender de alturas de más de mil metros hasta llegar a la playa. Arenales marinos que en invierno llegan a ser acariciados por las nieves. Un mundo fantástico, en fin, en el que podemos imaginarnos a aquellos fabulosos seres mitad hombre mitad caballo deambulando por entre la espesura o descendiendo hasta las recónditas calas de este apartado paraíso griego. Centauros como Quirón, célebre por su gran sabiduría, quien sería maestro y educador de, entre otros, Asclepio, dios de la medicina, y de Aquiles, el furibundo héroe cantado por Homero en la Ilíada. Sería también este monte el escenario donde Hera, Afrodita y Atenea protagonizaron una disputa acerca de cuál de las tres era la más bella. Esta riña fue suscitada por la famosa manzana de la discordia que la diosa Eris había dejado caer junto a las citadas divinidades en venganza de no haber sido invitada al banquete de boda entre Peleo y Tetis que se celebraba en el monte Pelión.
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La famosa manzana era de oro y tenía una leyenda que decía “para la más hermosa”. Para poner fin al enfrentamiento Zeus decide que Hermes conduzca a las tres diosas al monte Ida y sea allí donde el príncipe troyano Paris decida para quién ha de ser la manzana. Cada diosa trata de sobornar a Paris. Así, Hera le ofrece la riqueza y el poder; Atenea, la sabiduría, la hermosura y la victoria en las batallas; Y Afrodita el amor de la bella Helena. Paris se decanta finalmente por Afrodita, gracias a lo cual consigue raptar a Helena, esposa del rey Menelao, en su visita a Esparta.
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Nos encontramos sumergidos en este mundo mágico en el que los pueblos, como Agios Ioánnis, aparecen de improviso tras las abruptas pendientes saturadas de verde. Es Agios Ioánnis un recoveco costero en el que las raíces de lo árboles que se amontonan en los repechos que descienden al pueblo se entremezclan con el litoral. Junto a las azules aguas de la playa encontramos numerosas tabernas donde se sirven pescados, ensaladas y cordero asado al carbón. Junto a Agios Ioánnis está Milopótamos, en donde una pequeña cala custodiada por paredes de roca y vegetación. Un auténtico retiro en el que disfrutar de la soledad y de la belleza del lugar.
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Llegamos al vértice de la península, en Milos y Geroplina, y comenzamos el camino de regreso por la cara occidental. Aquí, las aguas se arremansan en el golfo Pagasitikó. Los caminos y carreteras se entrecruzan y cortan llevándonos hasta lindas localidades marinas en las que disfrutar, una vez más, del contraste paisajístico de este rincón tesalio. Milina, Jorto, Kálamos, Áfissos, Kalá Nerá,... Lugares donde la belleza se encuentra sobre la superficie y bajo la superficie del mar, pues la habitual benevolencia de las aguas así como su transparencia, propician las condiciones idóneas para el buceo. Una buena ocasión para sumergirse en el reino de Poseidón y deleitarse con las maravillas que éste ofrece.
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Nos adentramos en el interior, ascendiendo por los tortuosos caminos que nos llevan al corazón de la península. En ocasiones, las nieblas se apoderan del monte y Pelión parece una isla flotante sobre las nubes, envuelta por un aura arcana, misteriosa. Llegamos a las villas de Miliés y Vizitsa que, con sus calles adoquinadas y grandes mansiones, son dos buenos representantes de los pueblos de interior del monte Pelión.
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