En Asia Menor
se han encontrado restos del Paleolítico que demuestran que
en el 6.000 a. C. se produjo el paso de las tribus nómadas,
con la caza como medio fundamental de supervivencia, a las
tribus sedentarias dedicadas a la agricultura.
Este cambio en
el modo de vida consiguió que ya en el siglo VI a.C. se
desarrollaran algunas sociedades con características
culturales propias como los hattis en Anatolia. De los
siglos V al III a.C. los asirios, ubicados en Kultepe,
habían desplegado una importante red comercial con
Mesopotamia donde se importaban y exportaban todo tipo de
productos.
El Imperio
Hitita
Hacia el año
1800a.C. se funda el primer estado indoeuropeo. Son los
Hititas quienes lo consiguen a base de conquistas, llegando
incluso a dominar Babilonia, así como por los contratos que
concedían autonomía a los pueblos bajo su dominio siempre y
cuando no opusieran resistencia. El Imperio Hitita alcanzó
su máximo esplendor en el año de 1.450 a. C. durante el
reinado de Supiluliuma y se mantuvo hasta el año 1.200 a.
C., fecha en la que las invasiones de los tracios y los
pueblos del mar acabaron con el imperio, dejando tan sólo
pequeños asentamientos.
Urartios,
Frigios y Licios
Del siglo IX al
VI a.C. los urartios tomaron el relevo de los hititas. Su
imperio se desarrolló en la zona que se encuentra entre los
lagos Van, Sewan y Urmia. Los urartios fueron enemigos
acérrimos de los asirios que acabaron con su independencia
con ayuda de los cimerios y los medas.
Los cimerios, a
su vez, consiguieron acabar con otra de las sociedades que
habían desarrollado una cultura propia, los frigios. A pesar
de que hasta el año 546 a.C. se conservaron algunas ciudades
importantes cerca de Afyon, la invasión de los persas acabó
definitivamente con ellos. Las otras dos sociedades que
también conservaron su independencia hasta la llegada de
Cirio el Grande fueron los liceos y los carros, ambos con un
desarrollo cultural realmente importante.
Los griegos y
los romanos
Mientras los
habitantes autóctonos de Asia Menor luchaban entre sí, los
griegos fueron estableciendo importantes ciudades en la
actual Turquía. Así nació Mileto en el VII a.C., Esmirna,
Efeso y Priene, que en el año 500 a.C. deciden unirse para
crear la federación de ciudades jónicas. Esta federación fue
decayendo tras la destrucción de Mileto en el 494 a.C.
En el 333 a.C.
Alejandro Magno conquista la zona. A su muerte, los
generales que habían luchado a su lado se reparten el
gobierno de Asia Menor que en el 133 a.C. pasa a ser
provincia del Imperio Romano. Con la llegada de éstos se
reparten los territorios en las provincias de Asia, Cilicia,
Licia y Panfilia, más los estados Ponto, Capadocia y
Armenia. La situación política se estabiliza desarrollándose
la economía y la cultura.
A la vez que se
produce la invasión de Alejandro Magno, Constantinopla es
elegida para ser la capital de la nueva Roma en el año 330
a.C., manteniendo su poder hasta el 1.071 d.C. con la
invasión de los selyúcidas que ocupan Anatolia y llegan en
poco tiempo hasta Nicea. Sin embargo, este pueblo que
alcanza un elevado nivel cultural, tampoco duró mucho
tiempo, ya que los mongoles conquistaron Asia Menor y lo
disgregaron en pequeños principados.
El Imperio
Otomano
Partiendo de
uno de estos principados, el de Eskisehir, el líder Otomán
fue ampliando su territorio poco a poco hasta conquistar
toda la costa de Bizancio. Sus descendientes lo ampliaron
aún más hasta que en 1.453 d.C. Mehmet II el Conquistador,
tomó Constantinopla, convirtiéndola en la capital de Imperio
Otomano. Las conquistas continuaron y Semilla I ampliaría el
Imperio con la invasión de Egipto llegando, incluso, hasta
La Meca y La Medina. El sultán se constituyó como jefe
espiritual de todos los musulmanes. Durante el califato del
mítico Solimán El Magnífico, el territorio se extendió hasta
Viena en el año 1529.
En ese momento
el Imperio Otomano alcanza su mejor momento. Los califas
otomanos gobernaron durante 600 años gracias a un
inteligente sistema político, permitiendo distintos tipos de
religión, idioma y cultura. Este sistema abierto no sólo les
facilitó el gobierno de pueblos muy distintos, sino que
también enriqueció notablemente su cultura y su arte.
Poco a poco se
fueron perdiendo territorios y ya en el siglo XVIII el
debilitamiento fue cada vez mayor hasta que desaparece el
imperio, durante la Primera Guerra Mundial y con la derrota
de las potencias centrales, quedando el territorio bajo
mando de las tropas aliadas.
De la
independencia a nuestros días
Anatolia se
convirtió en un reducto desde el que el general Mustafa
Kemel, conocido como Atatürk, emprendió la lucha por la
independencia del pueblo Turco. La guerra de la
Independencia (1919-1922), se llevó a cabo con escasos
medios por parte turca. Sin embargo, ante el asombro
internacional, se consigue la victoria estableciéndose, con
la firma del Tratado de Lausana en 1923, la actual República
de Turquía. |